Brigitte Van Gerven y Emilio de las Heras
Brigitte Van Gerven de CCL Belgium et Emilio de las Heras de CCL Espana évoquent dans cet article d’El Païs les implications de la crise économique et l’engagement citoyen.
EL PAÏS
La pandemia causada por la Covid-19 es una crisis global como el mundo no había conocido en mucho tiempo. En los países ricos, el desempleo y las quiebras de empresas se han disparado y la economía ha experimentado el mayor declive desde la Gran Depresión de 1930. En los países en desarrollo, la situación es todavía peor y millones están sufriendo pobreza y hambrunas.
Simultáneamente, hay otra crisis que planea sobre nuestras cabezas y que tendrá un impacto muy superior sobre la humanidad: la crisis climática.
Ambas tienen características de sorprendente parecido:son globales; muestran su poder destructivo un tiempo después del contagio; es necesaria la colaboración de todos los países; se apoyan en una Ciencia consolidada; son atacadas por populismos y negacionismos; ambas necesitan medidas impopulares para resolverlas; y los gobiernos deben desempeñar un papel clave.
¿Podemos extraer algunas lecciones de la pandemia para afrontar la crisis climática? Ésta es la tesis de este artículo científico (Five Lessons from Covid-19 for Advancing Climate Change Mitigation) publicado por Klenert y otros en el Environmental and Resource Economics.
[Con la colaboración de Red Eléctrica de España]
Lección 1. El retraso es carísimo
Los países que reaccionaron pronto y tomaron las medidas necesarias no sólo sufrieron menos contagios y muertes, sino que sus economías también han padecido menos y pueden recuperar mucho antes sus formas de vida.
Igualmente, en la crisis climática, todo retraso en la mitigación será tremendamente costoso. No podemos darnos el lujo de esperar a que los peores efectos de un cambio abrupto del clima se manifiesten en nuestros países.
El lentísimo proceso de toma de decisiones de muchos gobiernos que hemos visto ante la Covid-19 tiene su similitud en la crisis climática.
Otra diferencia, terrible para el caso del cambio climático, es lo que podríamos llamar el periodo de incubación. En la Covid-19 es de unos 14 días. Parece poco, pero es clave para facilitar su propagación. Ese periodo, para el clima, puede llegar a los 30 años. Para cuando se muestren los peores efectos, como cambios climáticos abruptos e irreversibles, será demasiado tarde para intervenir. No habrá UCI’s climáticas para toda la población y no habrá vacuna posible. Por eso, es vital tomar acciones decididas y ambiciosas YA.
Lección 2.- Hay que involucrar a la ciudadanía
El apoyo popular a las medidas de mitigación depende extraordinariamente de cuán seria es la amenaza percibida.
En lo relativo a afrontar la crisis climática, la gente está menos dispuesta a hacer sacrificios porque considera esta amenaza menos inmediata que la de la Covid-19: (a) la crisis climática es un problema más exponencial que la Covid. Incluso podría llegar a ser discontinuo (si alcanzamos algún punto de no retorno, irreversible); (b) además, para mucha gente el cambio climático es un fenómeno vago y algunos creen que nunca afectará sus vidas. Y que, “cuando ocurra, ya lo arreglarán…”; y (c) por último, el clima ha sido bastante estable a lo largo de los últimos 10.000 años. No tenemos memoria histórica de haber experimentado ningún fenómeno de cambio climático catastrófico. Por tanto, infravaloramos las consecuencias de tal catástrofe.
Hay que hacer que las personas entiendan la seriedad del peligro; mostrar las consecuencias del cambio climático de manera concreta y su causa indiscutible: la acumulación de gases de efecto invernadero generados por la actividad humana. Igualmente, hay que despolitizar el debate sobre el clima. Es clave diseñar legislaciones que sean atractivas tanto a la derecha como a la izquierda si queremos que la lucha contra la amenaza del clima pueda tener recorrido legislativo.
Lección 3.- Reducir la desigualdad
La Covid-19 ha arrasado a países ricos y, desproporcionadamente, a los pobres. Es evidente que, en la crisis climática, también los pobres sufrirán los peores impactos, a la vez que tendrán menos recursos para adaptarse a un mundo diferente, más cálido y seco, con menos recursos agrícolas y pesqueros.
Medidas tomadas por algunos gobiernos para reducir las emisiones, como un impuesto al CO2, también afectan desproporcionadamente a las familias pobres (¿chalecos amarillos?). Afortunadamente, hay una solución: el 100% de la recaudación debe ser usado para reducir otros impuestos regresivos o, mejor aún, repartirlo linealmente entre la ciudadanía en lo que se conoce como renta climática. Esto reduce la desigualdad y aumenta el apoyo popular a favor de la legislación en este ámbito.
La ciudadanía solo apoyará medidas que perciba como justas.
Lección 4.- Los problemas globales necesitan cooperación global y local
Al principio, el problema de la Covid-19 era o bien negado o bien minimizado. En una segunda fase, cada país tomó sus propias medidas, cerrando fronteras, incrementando la fabricación local y compitiendo por los suministros médicos. En una tercera fase, vemos más cooperación: compartimos recursos y conocimiento. En una cuarta fase, esperemos ver una mayor cooperación global en la fabricación y distribución de las vacunas…
Podemos ver estas mismas fases en la necesaria cooperación internacional contra la amenaza climática. Inicialmente, muchos países negaban la existencia del problema (generalmente, los productores de hidrocarburos). Después, muchos países adoptaron medidas que tuvieran beneficios para ellos mismos. Muchas naciones europeas están en la tercera fase, colaborando para sacar adelante el Plan Europeo de Crecimiento Verde o el Plan Verde de Recuperación post-Covid. Debemos llegar a la cuarta fase.
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¿Cómo podemos acelerar la cooperación global efectiva? Los países que ya están comprometidos en compartir conocimiento, tecnologías y recursos deben fomentar acuerdos bilaterales o multilaterales para reducir las emisiones de gases; formando coaliciones de países dispuestos a colaborar, sin esperar a tratados internacionales.
Por otro lado, la respuesta contra la Covid-19 ha sido muy variada dependiendo del espectro político. Igualmente, en el debate climático se ve la misma división entre derecha e izquierda en la mayoría de países. Líderes y creadores de opinión de ambos lados tienen la obligación de buscar la cooperación en posibles medidas legislativas aceptables, y evitar que las normas climáticas aprobadas sean rechazadas en sucesivas legislaturas.
Lección 5.- La imposible objetividad de la Ciencia
La crisis sanitaria ha tenido efectos contradictorios sobre el prestigio de los científicos. Ha mejorado el reconocimiento por la Ciencia, pero a muchos científicos se les ha acusado de ser o demasiado o alarmistas o demasiado optimistas, dando pie a una avalancha de desinformación y teorías de la conspiración.
En el instituto, la Ciencia se presenta como hechos establecidos, más que como un método riguroso de hipótesis, experimentos y pruebas que demuestren o rechacen esas hipótesis, en un proceso inherente de incertidumbre. Algunos se molestan por que las opiniones científicas, en ocasiones, cambien. Y tienden a pensar que la Ciencia está fallando cuando, en realidad, lo que está haciendo es progresar, confirmando algunas hipótesis y rechazando otras. Pero esto puede generar desconfianza, dejando un campo propicio para las teorías de la conspiración.
Desde el mismo momento que el experto, ya sea sobre la crisis de la Covid-19 o sobre la emergencia climática, habla de expectativas, de daños esperados si no se actúa, de cómo cree que deben ser las legislaciones para combatirlas y sus efectos colaterales, el experto está tomando partido. En este contexto, la Ciencia no puede evitar los juicios de valor. Pero deben ser expresados con la máxima transparencia, de manera que queden sujetos al control democrático.
Conclusión
La pandemia de la Covid-19 está siendo un desastre como la humanidad no ha conocido en mucho tiempo. Deberíamos aprender de la experiencia. El artículo arriba mencionado y enlazado describe cómo podemos utilizar lo aprendido de la gestión de la pandemia para enfocar adecuadamente la lucha contra una amenaza existencial para la humanidad: la emergencia climática.
No nos queda demasiado tiempo.